miércoles, agosto 13, 2008


Como he escrito antes de todo lo que va aconteciendo por la vida, y esta no es la excepción debido al gran paso que nuestra hija Karina María ha dado junto a su amor Humbert, ha sido uno de los días más bellos, que hemos vivido este año.

Un día 9 de Agosto, después de preparar por mucho tiempo y también postergado por mi ausencia (debido a mi salud), lograrón llevar a cabo el matrimonio soñado, porque de verdad que fue así... soñado.

Fue una Boda llena de emoción, sentimientos, sueños hechos realidad, ternura y mucho amor.

No puedo imaginar la dicha de Javier llevando a la última de sus hijas del brazo hacia el altar, pués es uno de los sentimientos más fuertes y alegres que se puedan sentir en el corazón.

Para mí el regalo de compartir este día con mi segunda hija, ayudar a vestirla, ver como arreglaban su cabello, disfrutar de mirarla y ver la hermosa mujer en que se ha convertido y toda esa felicidad brotando de su ser, que se transmitía en sus ojos, en su rostro.

Un verdadero regalo de la vida, sin duda. Donde Dios ha sido, es y será el principal protagonista.

Es una bendición alcanzar momentos así en la vida...