Cuando una amiga se va...

Te recuerdo así...Gudy

Eras amiga, más que nada. De palabras sinceras y de verdad abierta.

Traté muchas en el último tiempo de darte ánimos para la lucha que estabas enfrentando, pero siempre terminaste tú levantando los ánimos míos y dandóme las palabras necesarias para tomar la vida más fácil y no sufrir tanto por las decisiones que tomaban los seres a mi alrededor. Y yo misma, tomar decisiones con resolución sin arrenpentimiento.

No puedo entender aún porque suceden estas cosas en la vida, porque...pero quizás sea más fácil, no preguntar, sólo aceptar.

Lo hermoso de nuestra religión es la fe, que nos consuela en este paso por la vida, porque morir es parte de la vida, un suceso que nos va a pasar tarde o temprano. Como hoy paso contigo... temprano. Supe de tus principales deseos en la vida, ver a tus hijas encaminadas en la vida, independientes y sobre todo buenas personas. Pués lo lograste, las pude ver tan hermosas, tan firmes y seguras, resueltas, con desplante y tan cálidas como tú, realmente te sentirías orgullosas de ellas.

Y sé que así será...has pasado a formar el hermoso elenco celestial que hay allá arriba, hiciste un recorrido largo y doloroso, (nosotras las mujeres estamos hechas para eso, para soportar el dolor y recibir el resultado con amor), pensar en todo eso e imaginar que estar cerca de Jesús, lo vale.

Quedamos acá extrañandote, porque somos imperfectos, queremos ver siempre lo que amamos, lo que nos pertenece.

Creo que ya sabes, que morimos realmente, cuando ya no nos recuerdan y eso no pasará contigo.

De hecho yo misma he seguido pensando en tí como lo hacía a diario, recordando los consejos de como tomar las viscisitudes de la vida.

Agradezco a Dios que me dió la oportunidad de decirte lo mucho que te quería. Y que ese cariño permanecerá en el tiempo. En fin esta será mi manera de no sentirte lejos, sino aún más cerca.

No hubo un adiós sino un hasta pronto...porque más temprano o más tarde nos volveremos a encontrar.

Gudy tú siempre serás especial.