lunes, febrero 27, 2006

CAMINO AL CUSCO:
Al despedirnos, nos abrazamos fuertemente.
Mientras veía como mi querida prima Carolina y su amiga Lorena volvían a Chile desde el Terminal de Tacna, yo en medio de un tumulto de gente me dirigía al Terminal Nacional de Perú. Varias veces he venido a esta ciudad, así es que conocía muchos de sus lugares y pude llevarlas a conocer, a comprar y porsupuesto al Mercado a tomar el verdadero jugo de mango con leche. A almorzar "A todo vapor" especialistas en mariscos.
Bueno, como relataba al principio encamine mis pasos al Terminal Nacional de Tacna, donde convergen todas las salidas y llegadas de diferentes ciudades conocidas. Había soñado con esto hacía mucho tiempo y sólo el afan de lograrlo me mantenía alerta para todo lo que estaba viviendo. Este viaje lo iba a realizar con mi amiga Mely, pero un dìa antes en Arica me avisaron por telefóno que no podría acompañarme. No imaginan la tristeza que me inundo.
Estaba practicamente a la mitad del camino...bueno me encontraba entre paisanos y turistas buscando pasaje para la ciudad de Arequipa, no dude en tomar uno de los pasajes más baratos que encontré, no podía creerlo por 13 soles ($2.100) estaría camino a la ciudad blanca del Perú. Al ingresar a este terminal se puede observar el incesante movimiento de su gente con equipajes y cargamentos que pululan de un lado a otro. Muchos de ellos vienen a Tacna, pués como es una Zona Franca, pueden adquirir productos a bajos precios y luego llevarlos a sus poblados. Bueno, llegada la hora del embarque busque con ansiedad el Bus, no pude evitar quedar un poco sorprendida al ver que era más o menos "cacharriento", como se dirìa en buen chileno, un bus viejo con una luz tenue en su interior y que era cargado en su parte inferior y superior sin respiro. Tomé posesiòn del que iba a ser mi asiento por 6 horas aproximadamente (era lo que me habían dicho). Subian y subian mujeres, hombres y algunos niños, la mayoría cargados hasta los dientes de bolsos y más bolsos. Que parecìan llenar todo el bus con estos bultos. El viaje comenzó media hora más tarde de lo establecido en el boleto, se suponía que saldrìa a las 21.30 hrs. y saliò a las 22.00 pasaditas. La mezcla de olores, la vista de Tacna desde el bus, ibamos subiendo y subiendo se podía sentir en el aire un poco más fresco cada vez. A pesar de todo esto hacía calor, pero como húmedo. Algo raro, para mí. El viaje fue muy accidentado, el Bus parecía tener algún desperfecto, y lo otro es que fue detenido en todas las Aduanas habidas y por haber. Revisado una y otra vez, la policia requisaba una o dos bolsas cada vez que se subìan. Las personas reclamaban y vociferaban en contra de ellos, una de estas mujeres más osadas se bajo a dar todo un discurso a estos policias acusandòlos de extorsionistas y coimeros. A lo cual estos hacían caso omiso de la misma. Lo único que conseguìan era demorar màs el viaje. Cerca de la madrugada en otra Aduana creo yo, màs en las alturas. Los policias se encontraban como sentados a la berma del camino, deteniendo a este tipo de Buses. Los controlaban y les retenìan una que otra mercaderìa por la cual no dejaban ni un documento que avalarà que había sido requisado. Y me llamò la atenciòn que aparte que se encontraban en esta actitud, tenían cerca de ellos, botellas con alcohol que no evitaban esconder, como si fuera algo normal. Las personas no tenían ningún respeto por sus policias, los increpaban y les hablaban de una manera insolente.
Este viaje ya comenzaba a hacerse eterno. Debo agregar que cuando se subian a revisar el bus y solicitaban los documentos. Yo, que iba adelante en el asiento Nº 3. Mostraba mi pasaporte y era visto con mucho respeto por estos policias. Nunca me revisaron nada, ni me hicieron pregunta alguna. Llegada la mañana ya se divisaba claramente, la cantidad de mercaderías que la gente llevaba consigo en el interior, era increible que pudieran venir sentados. Una señora frente a mí, sacó de sus senos, como 6 calculadoras y del otro como 4. Escondida en sus faldas llevaba cajas con cigarros, en fín... Ay Dios mío, yo no lo podía creer.
Eran cerca de las 10.00 de la mañana cuando por problemas con el motor del bus, el chofer se dirigió a todos los ocupantes y dijo que tendrìa que solicitar un "solcito" por cada uno de nosotros para comprar aceite y no sé que otra cosa para arreglar el desperfecto. Era lo más informal que me había tocado vivir en un viaje. Cuando nos detuvimos en un pueblo le pregunte a un señor a la orilla del camino a cuanto estabamos de Arequipa y si por ahí pasaba algún Bus, me dijó que a 2 horas y que sí en efecto pasaban buses por ahí. Sin pensarlo dos veces, subí tras él en el Bus que se dirigía a la ciudad de Arequipa.
Más tarde sabría que el Bus que había tomado en Tacna por lo barato y las características que dí, era un Bus de Contrabando, por eso había sido detenido en tantas Aduanas y revisado una y otra vez. Ayayay...y yo metida entre medio. Creo, que mi cara de turista y de impresiòn por todo lo que iba viendo me salvaba de cualquier cosa.
El camino que ya restaba para llegar a Arequipa lentamente se divisaba en medio del desierto. De color y aspecto blanquecino, según me cuentan porque alguna vez en el tiempo un volcán hizo erupciòn y volcó su lava hacia toda esta tierra, la cual fue usada para edificar y también como elemento para proteger las viviendas, lo que le dió un aspecto y color diferente a la ciudad.
Me esperaba un día soleado en esta ciudad.
Recorrí el Terminal familiarizandome con todo un poco antes de salir en busca de un taxi que me llevará a la ciudad. Nuevamente me encontraba en un lugar donde había mucha gente por todos lados, tanto nacionales como turistas extranjeros. Me acerqué a donde se aglomeraban algunos, para saber que preguntaban, para mi curiosidad eran los horarios y valores para la ciudad del Cusco. Me encontraba a 10 horas de la Ciudad Sagrada y el pasaje valía 24 soles ($4000). Otra vez, no lo podía creer.
Respirando la suave brisa Arequipeña, me dejé llevar hasta el centro de la ciudad, en un recorrido donde el Señor Taxista me fue mostrando la ciudad, las poblaciones, a quienes pertenecían y habían pertenecido, contando un poco de la historia de ella, del ferrocarril y acercandose al centro un recorrido por la Plaza y sus principales iglesias (que hay muchas), describiendo la arquitectura, a la gente, al pueblo en general, en fín. Me sorprende ver como los Señores Taxistas, son verdaderos Guías de Turismo en Perú. Saben mucho de lo propio, de sus raíces, de su historia. Le pedí que me ubicará en un Hostal no muy caro, pués sólo deseaba descansar unas horas. Quedé cerca de la Plaza, en un lugar confortable y muy limpio desde el gran ventanal que tenìa en un cuarto piso, podía ver Arequipa, bajo un hermoso día nítido y soleado. Ví Iglesias en todos las direcciones en las que mire. Después de una refrescante ducha y de cambiarme ropa, salí sin mi mochila de turista a conocer por mis propios pìes esta ciudad y a buscar un lugar para almorzar.
Descubrí que hay muchos lugares de internet y les mande correo a mi gente. Muchos turistas tomando fotos por todas las Iglesias. Almorcé en una Pollería como le llaman aquí a los lugares donde venden Pollo con Papas Fritas, y adivinen que, con una refrescante cerveza Arequipeña.
Creo que cosas como esa, son anécdoticas, tomarse una cerveza Arequipeña en Arequipa.
Volví a mi cuarto a descansar. Creo, que al principio no podía conciliar el sueño ya que me sentía algo extraña sola y en silencio en una habitación sin el murmullo de mis ángeles y el revoloteó de los más pequeños. Eran como las 15.30 de la tarde y desperté como a las 17.30. Dormí no mucho, pero descansé. Preparé mis cosas nuevamente y emprendí el retorno al Terminal. Busque un lugar donde tomarme un tecito y por un "sol" sentí que estaba a la hora del té de mi país. Pués tenemos dos horas de diferencia. Yo no había cambiado mi hora en mi reloj. Sólo restaba dos horas y tenía la hora Peruana.
Compartí la mesa del lugar con una Señora, que amablemente comenzó a charlar conmigo. Resulto que se dirigía de regreso a su hogar en el Cusco, había ido a una Fiesta (religiosa) en otro pueblo. Me contó que había quedado de ir acompañada de una amiga y por problemas que tuvo a último minuto no pudo acompañarla y ella se dió ánimos y había ido sola. Compartiamos estas similitudes y no podíamos creer que nos hubiera pasado casi lo mismo a las dos.
Yo; tenía nuevamente el asiento Nº3 y ella iba mucho más atrás. Llamaron a embarcar puntualmente al menos se veía más seriedad en esta empresa de Buses. Eso me daba un poco más de tranquilidad. Al subir ví mi asiento con muchas cosas, frazadas, bultos, etc. pero apareció rapidamente su dueña, diciendome que no me preocupará que ya, ordenaba todas sus cosas. Además llevaba consigo un niño. Le dije que no se preocupará, acomode mi mochila arriba y me instale a proseguir una nueva etapa de mi viaje, esta vez...al Cusco (no lo podía creer).
Este Bus salió a la hora sin contratiempos. 19.15 hrs. rumbo a la Ciudad Sagrada, recorriendo una parte de Perú, con sus gentes, sus olores tan diferentes y su cultura. En este Bus, iban muchos turistas, alemanes, franceses, gringas, gringos y porsupuesto los infaltables chilenos. Sin dejar de mencionar a los dueños de casa.
Comenzó a desplazarse por el camino y la luz tenue de esa hora (que para mí en Chile eran las 21.15 hrs.) egoístamente mostraba los lugares por donde iba pasando. Una amena charla iniciamos con la Señora que compartía el asiento. Ella regresaba a su hogar también, había viajado a la ciudad de Arica para vender Artesanías que ella misma elaboraba en su casa (palos de agua) como le llaman. Unos hermosos trozos de cactus que en su interior tienen muchas semillas que al dejarse caer dentro de un lado a otro, simulan el ruido del agua. Sirven mucho como objetos para la relajación.
Marina, era una mujer que tenía estudios, había estudiado Derecho, sabía mucho en general sobre todo de política e historia. Tenía 4 hijos al igual que yo, 3 mujeres grandes y el niño que llevaba en su regazo de unos 4 años. Nacida, criada y casada en el Cusco. Se sentía orgullosa de vivir ahí y de ella recibí la más increible y hermosa de las invitaciones, que me pareció increible, dijó que Dios me había puesto en su camino para hacer amistad con una mujer chilena, me invitó a su casa para quedarme en ella el tiempo que yo deseará. Aunque yo pienso que fue al revés, fue Dios quien la puso en mi camino, estas son de las cosas que a veces no se pueden explicar y que parecen misterios de la vida.
El viaje continuaba hacia las alturas, se podía sentir en el aire. La sensación de opresión sobre el pecho que no molestaba. En las horas de la madrugada, el Bus entraba a unos pueblos como fantasmagoricos en medio de la nada, casi sacados de algún libro de historia. En uno de estos, ante mis ojos divisaba un incesante fila de pequeños carritos sacados como de la cultura china (creo yo) se desplazaban con velocidad para ingresar al Terminal, con el principal objetivo de recoger a sus paisanos junto con sus mercaderías y trasladarlos. No puedo describir más gráficamente este ir y venir de estos carritos con toldos y choferes altiplanicos cubiertos hasta los dientes. Porque a esta hora y en estas latitudes el frío se hacía sentir. Personalmente, me encanta la sensación de la altura y lo que experimenta el organismo con esto. Tu corazón se agranda para tener más oxigeno y la sangre quiere correr a la misma velocidad por las venas.
Frente a mis ojos pasaba uno y otro pueblo. Cada vez se podía apreciar los rostros diferentes de sus habitantes, aquellos que lograban embarcarse en el Bus.
Mujeres cubiertas con sus ropas tradicionales y sus mantas a la espalda donde nunca sabes si cargan un bebé o parte de sus mercaderías. Todos hombres y mujeres abrigados con sus ropas altiplanicas y envueltos en grandes frazadas hacia abajo procurando cargar una cantidad impresionante de cosas. Arriba, abajo, dentro del Bus. A veces resultaba caotico. Sus rostros curtidos por el sol del día y del frío de la altura. Los hacía verse aún más toscos, más duros, severos, ellos conservan, los rasgos casi originales de sus antepasados, parecen no haberse mezclado mucho con la sangre española.
En una Aduana donde paramos y yo baje al Baño, en la parte exterior donde esperan los pasajeros me asustó ver en el suelo un gran charco de sangre, que parecía fresca aún. Sorprendida le pregunté a mi compañera de viaje, quien me explico que muchas veces los buses no llevan animales vivos y los paisanos los sacrifican ahí mismo, para que puedan ser cargados. Los degollan, por eso quedan esos charcos de sangre. Me pareció barbaró y aberrante, pero era parte de sus costumbres y sólo escuche muy sorprendida.
A las 05.08 hrs. de la madrugada llegamos al terminal del Cusco. Parecía como si fuera mediodía, un incesante ir y venir de turistas, junto a los paisanos que bajaban y bajaban incontables bolsas matuteras y cargamentos de todo tipo. Mucha gente ofreciendo servicios de hotel, de hostal, de tour, peruanos hablando un perfecto inglés, conquistando a los gringos que perturbados aún no sabían hacía donde quedaba la puerta de salida. Bueno, yo habría estado igual si no hubiera sido por mi amiga que se manejaba en todo ahí. Su esposo la estaba esperando y fue muy cortez al recibirme. Fuimos en taxi hasta su casa, donde me ofreció la habitación de una de sus hijas y pude descansar unas 4 horas, dormí viendo por la ventana como asomaba el sol cusqueño que prometía regalarme un día muy soleado...
Llama en el Cusco.
Febrero del 2006