miércoles, enero 20, 2010

Me aferro a ti como la única que me puede brindar un aliento para seguir adelante, porque tengo deseos de correr y de no ahogarme en mi propio llanto, no sentir mis pasos detrás ni la vocecita gritándome que no lo lograré…porque me enfrentó a esta parte de mi vida y no me siento sola, pero sí desolada. Ya no existen las preguntas porque son innecesarias, no existen protestas, porque serían estériles, estoy parada en el medio del camino, sólo eso, y aquí es que siento mi mochila en la espalda, me enorgullece todavía sostenerla, no sé por cuanto tiempo, ni con cuanto peso, pero aquí estoy satisfecha de poder cargarla, dispuesta a seguir caminando, por la senda que mi Dios escoja.

Ayer, estuve en el funeral de mi abuela, de una abuela que ni conocía, y hoy la tristeza me embarga, no por ella, sino por mí, no me permití sentir nada, nada por ella, nada por nadie. Mientras escuchaba como hablaban sus hijos, sus nietos, no entendí porque fui privada de amar a esta mujer que sólo ayer conocí en su ataúd, con el rostro enjuto y consumido por los años, no pude dejar de preguntarme…. Porque me ignoro, porque no me quiso, porque no me busco, porque no pregunto por mí, porque mi padre no insistió en que yo la conociera, porque? Porque mi madre le guarda tanto rencor hasta el día de hoy pasado tanto tiempo. Porque si la vida es tan corta y lo único que yo deseo es llegar a ser una abuela tan vieja como ella lo fue, rodeada del amor de los hijos, de los nietos y de las amistades.

Sólo hice el intento de acompañar a mi padre y lo único que le agradezco a ella es haberlo concebido y por eso estar yo aquí. Sentí una angustia profunda desde el fondo de mi garganta hasta un rincón de mi alma…cuando vi que mi hijo menor sostuvo a mi padre para despedirse de su madre con un beso en el ataúd y no pude evitar mortificarme con la idea de que hoy, él lo conforta y quizás el día de mañana sea mi padre quien lo consuele, por la partida de su madre.

Sé que me torturo inútilmente, pero quien manda los sentimientos y dirige los pensamientos para que todos sean coherentes?

Compartí hace un par de días atrás con el esposo de una gran amiga que tuve y que ya partió, vi con un poco de asombro pueril, que ya tiene una nueva compañera y lejos de escandalizarme, simplemente caigo en la trampa de imaginarme en estas situaciones, de ver un poco de lo que la vida depara a cualquier ser humano común y corriente que tenga que partir y morir un poco cada día cuando es sustituido. Sin que haya derecho a pataleo, ni a protesta, ni a discusión.

No hablo sólo yo, es también este egoísmo que encierro y albergo como mi gran tesoro, que no logra dejarme porque me ama más de lo que debería.

Me entregó a la Virgen María porque me refugio en sus brazos, porque me sostiene de una manera como la haría mi madre, que aún estando presente no quiero lastimarla con mi ataque de pánico. Estoy en la mitad del camino, quizás en la berma del camino, quiero sentirme fuerte para seguir sólo viviendo hacía adelante. Como todo ser humano, tengo que pasar por estos momentos de pataleo existencial, de desconsuelo de teleserie y angustia abrumadora. Para poder seguir, desahogándome un poco de lo desconocido de lo intangible que cargo a cuestas, que está conmigo y que me declara la guerra.

La sangre mapuche que llevo en las venas (a mucha honra) me permite tener el privilegio de sentirme fuerte y luchadora. De pensar que tengo la gallardía y la osadía de poder enfrentarme a la batalla y luchar hasta el fin.

Estoy lejos de mi hogar, aunque sé, estoy consciente y muy convencida de que mi hogar lo llevó a cuestas, que soy yo el hogar, el refugio, el calorcito, la comida rica, el vaso de jugo natural, el traguito, el ingenio de hacer todo más fácil, sin complicaciones, que soy yo quien promueve y distribuye la energía que mueve al mundo a ese mundo que yo llevo dentro.

Se dan cuenta que mi egoísmo, me ama de manera casi soberbia esta sublevado y le cuesta ser humilde. Se puso así desde que conoció el cáncer y se cree la gran cosa, porque sabe que no vale nada sin todo eso. Me conversa al oído y me susurra en voz baja, para que no lo escuche el lado sensible de mi humanidad, que sabe que sólo en las manos de Dios está este pequeño ser que lo ama, como un hijo ama a su padre aunque lo maltrate.

Confieso que he vivido…palabras sabias de Neruda, muchos te dicen que no pienses, cómo se hace eso? Es mi pregunta una y varias veces…estoy en los días que esto debe ser como es…pataleo virtual, pucheros en prosa, protesta en verso que logren descargar y desahogar un poco el peso emocional que llevo conmigo.

No puedo estar mucho rato frente al espejo, no puedo estar mucho rato mirándome a los ojos, no puedo sostener a la mujer valiente mirándose a los ojos, no puede, se mira al espejo y comienzan a brotar los líquidos cristalinos que se derraman por su cara.

Son momentos de extremada sensibilidad, de angustias reprimidas, en fin….ya va a pasar.

Mell